LA PARTICIÓN DE PALESTINA


“Cuando en febrero de 1947 el Reino Unido hizo pública su decisión de traspasar su poder mandatario sobre Palestina a las Naciones Unidas, la organización tenía menos de dos años de vida. El escenario colonial en Palestina fue el primer gran problema internacional que afrontaba la institución en toda su amplitud y complejidad. La ONU había nacido con paradojas muy significativas. Constituida a través de un compromiso de gobernabilidad entre los grandes vencedores de la Segunda Guerra Mundial, las principales potencias aliadas reforzaron su papel actualizando el orden mundial de la segunda posguerra. […]

En el momento de su implicación en Palestina, la ONU no solo no había intervenido en contextos coloniales de asentamiento, sino que se hallaba presa de diversas contradicciones, se encontraba atenazada por una incipiente Guerra Fría y actuaba condicionada por la creencia de que la comunidad judía debía ser reparada después de las atrocidades del genocidio perpetrado por la Alemania nazi. […]

La primera Conferencia Especial de la Asamblea General, que se inauguró el 28 de abril de 1947 en Nueva York, iba a estar dedicada íntegramente a Palestina. […]

Mientras que a los representantes sionistas de la Agencia Judía se les permitió intervenir en cuatro ocasiones (incluyendo la primera y la última), los delegados palestinos del Comité Superior Árabe solo lo pudieron hacer en dos (UNOA, 1947a). En aquella conferencia y en los meses posteriores, los delegados de la organización sionista aceptaron la partición de Palestina como una primera estrategia para poder expandirse territorialmente con posterioridad y homogeneizar demográficamente el país. Por su parte, el Comité Superior Árabe rechazaba la división de Palestina. […]

Al final de la primera sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU se creó el Comité Especial de las Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP, por sus siglas en inglés), cuya labor consistía en realizar propuestas sobre el futuro del territorio. […] Antes de su primera visita al país, muchos de ellos [miembros del UNSCOP] ya estaban condicionados para defender el proyecto de dividir Palestina en dos estados, la solución que apoyaban por distintos factores tanto EE UU como la URSS. El primero apoyó la partición debido, principalmente, a la presión de las organizaciones sionistas del país norteamericano y el intento de satisfacer a los varios millones de electores judíos ciudadanos estadounidenses. Por su parte, el respaldo de la Unión

Soviética se debió a que numerosos líderes sionistas procedían de zonas del antiguo Imperio ruso o de repúblicas soviéticas coetáneas y a que la cultura política predominante en el movimiento sionista en Palestina, como se ha explicado, era el socialsionismo. Con este tablero, Moscú pensó que acercarse al sionismo en este momento podía hacer que el futuro Estado “judío” fuese un aliado potencial en la incipiente Guerra Fría.

Mientras que el Comité Superior Árabe boicoteó el UNSCOP y convocó una huelga alegando que la ONU había rechazado todas las propuestas de los delegados árabes que buscaban asegurar los derechos del pueblo palestino, el movimiento sionista le dio la bienvenida y se reunió en numerosas ocasiones con sus integrantes. […]

Finalmente, el organismo de la ONU realizó dos informes: uno minoritario que planteaba la creación de un Estado federal y otro, con el apoyo de la mayoría de sus miembros, que recomendó la división de Palestina en dos estados. Este último informe fue presentado en la sesión ordinaria de la Asamblea General […] Finalmente, el informe mayoritario fue aprobado con sus revisiones posteriores el 29 de noviembre de 1947 en la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Fue el conocido como “plan de partición de Palestina”.

 Ramos Tolosa, Jorge, Una historia contemporánea de Palestina-Israel, España, 2020, pp. 48-51

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