EN EL CAMINO. LA REBELIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL
Tras el asesinato de Martin Luther King en 1968, la organización que creó el reverendo, la SCLC –Southern Christian Leadership Conference– […] a duras penas, pudo contener las oleadas de violencia que se desataron en más de 125 ciudades como protesta por el asesinato de King. Muchos luchadores afroamericanos abandonaron la no violencia y se vincularon al Poder Negro. Para algunos jóvenes, tras el asesinato, era imposible la convivencia. En realidad, se debían crear dos naciones separadas. Reivindicaban los valores de la “negritud” y los ensalzaban. Era bueno y un verdadero orgullo ser negro. Para ellos el sueño de la asimilación era sólo eso y además cada vez eran más críticos. Asimilarse, integrarse en la sociedad era lo mismo que terminar con los rasgos culturales distintivos de la negritud.
En torno a este movimiento radical surgieron muchas asociaciones. Los Panteras negras fueron fuertes en muchas ciudades. El movimiento lo habían fundado, en 1966, […] utilizaba la violencia contra el poder tradicional. […] Poco después de publicar su Autobiografía, en 1965, Malcolm fue asesinado en Manhattan […].
Pero no sólo se radicalizaron los afroamericanos. Las universidades fueron más activas y comprometidas. En 1960 dos estudiantes, […] de la Universidad de Michigan crearon la Student Democratic Society (SDS). […] reclamaban mayor libertad individual y reivindicaban la posibilidad de ser diferentes. Querían, además, incrementar la participación democrática y terminar con la compleja burocracia de las universidades públicas. En 1964, en la Universidad de Berkeley, los estudiantes organizaron una sentada exigiendo la posibilidad de firmar todo tipo de peticiones. Tras un duro enfrentamiento, la administración de la Universidad cedió y los estudiantes crearon el Free Speech Movement. […] Ya no sólo querían luchar por problemas universitarios, sino que la protesta se extendería contra la apatía y el conformismo de toda la sociedad estadounidense. Las movilizaciones estudiantiles de California inundaron el país. Y se centraron en luchar contra la violencia de la guerra del Vietnam. […]
Una oleada de partidarios del alejamiento de la lucha política tradicional, que vestían, se expresaban, y vivían fuera de toda convencionalidad empezaron a llenar los campus universitarios y también las ciudades. El movimiento hippie era cada vez más fuerte en Estados Unidos. Muy vinculados a manifestaciones religiosas orientales, básicamente pacifistas, y partidarios de formas de vida alternativas preocupaban mucho a las clases medias. Partidarios de experimentar con toda clase de alucinógenos rompían con los valores históricos tradicionales de la juventud americana. Vivían, muchos de ellos, en comunas […].
Pero había otros grupos. La segunda ola del feminismo surgió en los años sesenta. Tras la Segunda Guerra Mundial, en la década de los cincuenta, […], se había extendido un culto a los valores tradiciones y entre ellos un renacer de la valoración de la vida doméstica. Estas mujeres comenzaron, en muchos casos a reflexionar, y se alzaron contra la desigualdad del reforzamiento de la diferencia de funciones y lugares.
Betty Friedan realizó un estudio entre sus antiguas compañeras de Smith College, todas ellas entonces “felizmente” casadas y enseguida apreció el vacío, las dificultades, y la insatisfacción de estas mujeres que habitaban en el “molde” de la felicidad de los nuevos barrios residenciales. Su obra, La mística de la feminidad […], fue muy crítica con esta nueva forma de vida americana y sirvió para despertar a muchas de las “felices” amas de casa americanas de su largo letargo.
En 1966, Friedan y sus seguidoras fundaron la National Organization for Women (NOW) centrada en la lucha por los derechos sociales –iguales oportunidades de educación, trabajo y salario, para hombres y mujeres– y civiles –derechos mínimos para el ejercicio de la libertad individual–. […] En 1972 se exigió a las universidades la inclusión de programas de acción afirmativa para garantizar la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres. […]
También las feministas lucharon por el derecho al aborto. En 1973 se producía una sentencia del Tribunal Supremo [que] reconocía a las mujeres el derecho a abortar durante los tres primeros meses de embarazo y permitía a los estados imponer limitaciones durante el segundo trimestre. El Tribunal consideraba que era un derecho vinculado al derecho constitucional de la privacidad. Aunque fue entendido como un triunfo del feminismo americano pronto fue duramente recortado.
También los hispanos se organizaron. […].
En 1963, César Chávez surgió como dirigente de los trabajadores mexicanos. Trabajando en el campo en condiciones muy duras, Chávez estableció la United Farm Workers Committee y dirigió a los braceros mexicanos en una huelga para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores de los viñedos californianos. Las luchas de los hispanos se centraron en muchos frentes. En 1974 Jerry Apodaca fue elegido gobernador de Nuevo México y también otro hispano, Joseph Montoya, fue elegido senador. Los logros fueron importantes en todos los campos.
Los nativos americanos se movilizaron en la década de los sesenta. Para demostrar su descontento, en 1969, un grupo de nativos americanos ocuparon la antigua cárcel de Alcatraz en la bahía de San Francisco. Fueron desalojados pero después de que la noticia hiciera famosa su causa en todo el mundo. Sus organizaciones no siempre utilizaron métodos pacíficos.
En 1972 miembros del American Indian Movement (AIM) ocupaban en Washington la sede del Boureau of Indian Affairs [Oficina de Asuntos de Nativos Estadounidenses] exigiendo que el gobierno federal se hiciera cargo de las promesas efectuadas a las naciones indias a lo largo de la historia de Estados Unidos […].
Todos estos movimientos fueron muy activos en el año 1968. En muchos casos confluyeron sus luchas y participaron conjuntamente en bastantes acciones. Para las minorías, la falta de derechos y la desigualdad se apreciaba también en uno de los conflictos más impopulares de la historia de Estados Unidos: la larga y difícil guerra de Vietnam. Todos sufrían, pero, sobre todo, los que combatían y muchos eran jóvenes de los grupos minoritarios. Las sentadas en los campus universitarios, las manifestaciones en las calles, los conciertos pacifistas, las ocupaciones de edificios eran habituales. […]
Para los conservadores todos los manifestantes eran traidores a los valores patrios y a los soldados que exponían sus vidas en el Sudeste asiático. Para los progresistas hacía falta un cambio en profundidad. Terminar con las guerras injustas y crear un sistema de igualdad para todos. La sociedad americana estaba polarizada. Pero, además, estaba asustada. La sensación de caos, de ser una sociedad al borde de una revolución, de terminar con los valores tradicionales norteamericanos crecía sin parar.
Los asesinatos de dirigentes que defendían el cambio y una sociedad más equilibrada contribuyeron a esa sensación de desorden y descontrol. Y fueron muchos. Como ya hemos señalado, Martin Luther King Jr. había sido asesinado en 1968 […]. Ese mismo año, después de su victoria en las primarias de California, el antiguo fiscal general durante la presidencia de su hermano John y candidato presidencial, Robert Kennedy, fue asesinado […]. El pueblo estaba preocupado. La sensación de caos y desorden lo inundaba todo”.
De la Guardia, Carmen, Historia de los Estados Unidos, Punto de Vista Editores,
Madrid, 2013, págs. 373-378