ESTO-NO-LO-VAN-A-PERMITIR


“Uno de los conjuros que fue necesario decapitar, el más diabólico y paralizante conjuro de lo imposible, se resumía en una frase muy reiterada durante la República neocolonial : “esto no lo van a permitir los norteamericanos”. Era el síndrome de la Enmienda Platt, la espada de Damocles de la intervención, que sobrevivió al ominoso apéndice constitucional y se hizo sustancia de una cultura sietemesina y dependiente. La filosofía plattista, del esto-no-lo-van-a-permitir….había sufrido graves embates con la Reforma Agraria, la nacionalización de las empresas yanquis y otras medidas revolucionarias , pero fue arrasada definitivamente en los días de Girón (….). El Imperio conoció así el sabor de la derrota en su traspatio, y América Latina fue un poco mas libre, y una palabra maldita como socialismo (algo que nunca jamás, en ninguna circunstancia, habrían permitido los “americanos”) se aposentó en la conciencia del pueblo, orgánicamente, junto a la noción de independencia (“permisible ésta calro en sus signos externos) , y ya nadie en la Isla volvió a mirar al Norte para preguntarse hasta dónde se podía llegar , o qué pensarían los “americanos” de nosotros.

Por supuesto, la filosofía del esto-no-lo-van-a-permitir….se origina y sostiene en el apetito imperial respecto a la isla, que nació por los días de Thomas Jefferson y se ha mantenido inalterable hasta Torricelli y Helms. El esquema geopolítico que imagina a Cuba como una especie de isla-fruta señalada por el hado, el destino, o algo así para servir de alimento al “gigante de siete leguas” , ha sido uno de los pilares del imposible, y los cubanos percibieron la sombra de tan peligrosa vecindad desde sus anhelos independentistas mas tempranos. El 1 de enero de 1959 la “isla-fruta” reniega de su condición radicalmente; se hace “fruta prohibida”, envenenada, y ese m ismo ´día con la bienvenida del gobierno de Eisenhower a asesinos y torturadores que huyen de la justicia popular , se inaugura una política de hostilidad  que ha ido agotando el más variado repertorio de agresiones: Girón, la Coubre, planes de atentados contra Fidel y otros dirigentes, infiltraciones, apoyo a bandas armadas, guerra bacteriológica , emisoras de radio y televisión con propósitos subversivos, calumnias, presiones diplomáticas, bloqueo, leyes incalificables como la Helms-Burton. Es decir, los “americanos” se tomaron en serio que había cosas que “no podían permitir”, y han empleado todo su poderío para no permitirlo, y han fracasado”.

Abel Prieto, ministro de Cultura de Cuba, Introducción a Cien imágenes de la revolución Cubana, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1997. 

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