EL POPULISMO: UN PACTO DE CLASES
“Dentro de los fenómenos políticos más característicos de los países de América Latina en el siglo XX, el populismo ha sido uno de los más extensamente estudiados. Sociólogos, politólogos, economistas e historiadores latinoamericanos o de otros países, dedicaron y siguen dedicando ensayos y monografías, artículos y libros a gobierno, partidos políticos, movimientos de masas, líderes políticos e ideología populistas. En estos estudios, son frecuentes expresiones como las siguientes: batllismo en Uruguay, irigoyenismo y peronismo en Argentina, varguismo y obrerismo en Brasil, velasquismo en Ecuador, odriísmo y aprismo en Perú, gaitanismo en Colombia, perezjimenismo en Venezuela, marinismo en Puerto Rico, callismo y cardenismo en México. Mas allá de esos fenómenos políticos, también se consideran gobiernos de tipo populista el de Árbenz en Guatemala, el de Ibáñez en Chile, el de Paz Estenssoro y Siles Zuazo en Bolivia y el de Velazco Alvarado en Perú, entre otros.
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En la mayoría de los casos, predomina la idea de que los fenómenos populistas corresponden a formas “subdesarrolladas” o “degradadas” de organización de las actividades políticas. Al trabajar explícita o implícitamente con el paradigma de la “democracia representativa”, ciertos autores dejan transparentar alguna lástima por la forma no conspicua en que las “clases populares” o las “masas disponibles” se dejan conducir y engañar por “demagogos” civiles o militares. Para tales intérpretes, esta es una poderosa razón para que muchos movimientos, partidos y gobiernos conduzcan, casi necesariamente al golpe de Estado o a otras manifestaciones típicas de la “inestabilidad política” latinoamericana.
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El populismo puede ser visto en el contexto del proceso de desarrollo de las relaciones de producción capitalista en esos países.
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“Entre los rasgos más característicos de los fenómenos populistas, bien que sean movimientos de masas o partidos políticos, gobiernos o regímenes, sobresale la “paradoja” de la alianza de clases. En todos los casos, los fenómenos populistas envuelven la coalición de clases, o grupos sociales pertenecientes a clases distintas, lo que significa una coalición de categorías virtualmente antagónica. En el populismo están presentes sectores de la burguesía industrial y del proletariado urbano, militares, grupos de clase media, intelectuales, estudiantes universitarios, y en algunos países también campesinos y proletariado rural. En nombre de la lucha contra el atraso económico social, la dependencia excesiva del monocultivo, los enclaves, la oligarquía, y el imperialismo, la política populista preconiza la armonía de las clases sociales. El intento de devolver el país al pueblo trae consigo la necesidad de fortalecer los lazos de cooperación entre el capital y el trabajo, diluyéndose las fronteras de clase. La paz social, preconizada por Cárdenas, Perón y Vargas, entre otros líderes populistas, es la paz en las relaciones entra las clases sociales, encarnada como prerrequisito para lograr la emancipación económica del país y la generalización del bienestar social del pueblo. En esa época, la economía capitalista en México, Brasil y Argentina ingresa en una nueva fase de expansión”
Ianni, Octavio, La formación del estado populista en América Latina, Ediciones Era, México, 1975