EL POP ART
Para cuando dilucidó la cuestión, corría ya el año 1966 y hacía tiempo que el pop art había dejado atrás las pequeñas exposiciones en escuelas de arte y diminutas galerías para situarse en la órbita de la esfera artística contemporánea. […] geográficamente, el escenario del éxito se situó en EE.UU., donde jóvenes artistas, casi simultáneamente y sin conocimiento de los progresos que se había producido en Inglaterra, alimentaron el lenguaje del arte con la intensa jerga de la calle. Para ser más exactos sucedió en Nueva York, y aún más exactamente en Manhattan. Nombres como Roy Lichtenstein, Claes Oldenburg, James Rosenquist, Tom Wesselmann, Andy Warhol, Robert Rauschenberg y Jasper Johns tenían ya el brillo de estrellas. En sus pinturas y esculturas celebraban el idioma de la cultura urbana de las grandes ciudades, los anuncios, los cómics, la fotografía y el diseño, a veces con finalidades afirmativas y otras, críticas. […]
Durante el fuego cruzado de opiniones cruzado de opiniones enfrentadas surgió la pregunta caudal: ¿podía considerarse arte? […]
[El curador del Metropolitan Museum of Art Peter] Selz, censuraba que Lichtenstein hubiera traslado “casi directamente” las fuentes de los cómics a sus pinturas, Stanley Kunitz, poeta y crítico, reprochaba a los cuadros de Warhol con etiquetas de sopa enlatada Campbell’s que hubieran sido reproducidos mecánicamente, sin siquiera recurría a un lápiz. Geldzahler objetó que al menos Lichtenstein había intervenido artísticamente en la estructura de sus propuestas.
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Con gran ingenio, Hilton Kramer llevó la consideración al siguiente punto: el pop art “no se diferencia en nada del arte de la publicidad. Al fin y al cabo, ambos tenían por objetivo “reconciliarnos con el mundo de los artículos de consumo, de las banalidades y las vulgaridades”[2].
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POP ART EN EE.UU.
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Lichtenstein, Oldenburg, Rosenquist, Wasselmann y Warhol fueron beneficiaros consuertudinarios del American way of life. Además, ya fuera por voluntad propia o para ganarse la vida, durante sus estudios o una vez terminados, todos se colocaron en gabinetes artísticos comerciales. Lichtenstein acumuló experiencia como dibujante técnico y diseñador de ventanas y chapa de acero. Oldenburg, de familia acomodada, probó suerte como periodista y publicó dibujos en resistas ilustradas. Rosenquist se dedicó temporalmente a dibujar anuncios y Wesselmann trabajó como dibujante de tiras de cómicos para algunos periódicos y revistas para ganarse la vida. En la rama comercial, el artista que más fama y éxitos cosechó fue Warhol […]
Hasta cierto punto, los artistas se repartían el espectro de la cultura popular visual y tan pronto descubrían al, variaban su segmento de forma constante y persistente. Lichtenstein se decantó por el modelo visual de la tira cómica. Warhol dejó los cómics al ver por primera vez los cuadros de Lichtenstein. En su lugar se lanzó a los accesibles emblemas de las sopas de lata, cajas de detergente y botellas de refrescos, así como a las reproducciones fotográficas de las estrellas de cine, accidentes de tráfico y obras de arte conocidas en el mundo entero.
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Las obras no ofrecen información alguna sobre la situación, el estado psíquico o los pensamientos, sentimientos y aspiraciones de los artistas. Nadie dirigía de Lichtenstein estaba loco por las tiras de cómic y Warhol, por las de sopa.
En sus obras, Lichtenstein condesaba el hilo narrativo que recorría las viñetas hasta convertirlo en una única imagen característica; lo unificaba y reducía a la chispa de la h historia. […]
Representa el pop como persona y arte. […] En una factory fundada por él mismo, el ingenioso artista estableció la producción de cuadros en serie, con reparto de tareas. La elaboración era en parte mecánica y en parte manual. El procedimiento utilizado era la serigrafía una técnica que desde la Segunda Guerra Mundial gozaba de muchos adeptos en el arte comercial. […]
Repitiendo siempre lo mismo en series interminables reflejaba el principio estándar de la producción industrial en masa. Pero, por otro lado, esa repetición sin fin constituye también un medio de eficacia probada que la estética de la industria cultural utiliza para remarcar la importancia de acontecimientos espectaculares.
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AA.VV., Arte Moderno, Taschen Biblioteca Universalis, Alemania, 2019, pp. 467-482
[1] L. Alloway: “Die Entdeckung von Pop in England”, en: Lucy R. Lippard, Por Arte, Múnich, 1968, p. 27
[2] Hilton Kramer, citado en A. Umland “Pop Arte and the Museum of Modern Art: An ongoing affair”, en: Pop Art-Selections from the Museum of Modern Art, Nueva york, 1998, p. 10-23.