¿EL FIN DE LA HISTORIA?
"El siglo XX ha visto al mundo desarrollado sometido a un paroxismo de violencia ideológica, en el cual el liberalismo luchaba contra los vestigios del absolutismo, luego del bolchevismo y del fascismo, y al final contra los del marxismo puesto al día, que amenazaba con conducir al Apocalipsis total de la guerra nuclear. Pero el siglo que empezó lleno de confianza en el triunfo total de la democracia liberal occidental parece haber descrito un círculo y haber llegado casi de nuevo al punto de partida: no un «fin de la ideología» o a una convergencia entre capitalismo y socialismo, como se predijo anteriormente, sino a una inquebrantable victoria del liberalismo económico y político.
El triunfo de Occidente, de la idea occidental, queda patente ante todo en el agotamiento total de alternativas sistemáticas viables al liberalismo occidental. En la década pasada se han producido cambios inequívocos en el clima intelectual de los dos principales países comunistas del mundo, y en ambos se han iniciado movimientos reformistas de cierta importancia. Pero este fenómeno va más allá de la alta política, y también pudo verse en la inevitable expansión de cultura consumista occidental en contextos tan diversos como las ferias rurales o los televisores en color omnipresentes en la China actual, los restaurantes cooperativa y las tiendas de confección abiertas el año pasado en Moscú, el Beethoven en el hilo musical de los grandes almacenes japoneses y la música rock que se escucha tanto en Praga como en Rangún y Teherán.
Es posible que lo que estamos presenciando no sea simplemente el final de la guerra fría o el ocaso de un determinado periodo de la historia de la posguerra, sino el final de la historia en sí; es decir, el último paso de la evolución ideológica de la humanidad y de la universalización de la democracia liberal occidental, como forma final de gobierno humano. Esto no quiere decir que no vayan a producirse más acontecimientos que llenarán las páginas de los resúmenes anuales sobre relaciones internacionales del Foreign Affairs, pues la victoria del liberalismo se produjo inicialmente en el campo de las ideas o del conocimiento y, sin embargo, sigue siendo incompleta en el ámbito del mundo material. Pero hay poderosas razones para creer que será el ideal el que gobernará el mundo material a largo plazo."
Francis Fukuyama: «¿El fin de la historia?», 1989