¿DESCOLONIZACIÓN O LIBERACIÓN NACIONAL?


“El concepto de «descolonización» es bastante reciente, pues no llegó a convertirse en término de uso general hasta las décadas de 1950 y 1960; no obstante, parece que ya había sido acuñado en 1932 por un estudioso alemán, Moritz Julius Bonn, para la voz «imperialismo» de la Encyclopaedia of the Social Sciences (Seligman, 1932). En la actualidad, se entiende habitualmente por «descolonización» el proceso que condujo a los pueblos del Tercer Mundo a conseguir su independencia de los dominadores coloniales. Sin embargo, no encontró una acogida muy favorable entre asiáticos y africanos puesto que tal definición llevaba implícito el hecho de que las iniciativas en favor de la descolonización (lo mismo que aquellas otras que habían conducido a la creación de los imperios coloniales) habían sido tomadas por las potencias metropolitanas. En consecuencia, asiáticos y africanos han preferido en ocasiones hablar de sus «guerras de liberación» o incluso de la «recuperación de la independencia».

Esta objeción posee un cierto peso, pero no deja por ello de ser menos cierto que las decisiones vitales se tomaron en Londres, París, Bruselas o La Haya. Los historiadores deben tratar de encontrar el equilibrio al examinar, por una parte, la política de las potencias coloniales, y, por otra, el conjunto de ideas e iniciativas procedentes de los colonizados. Ambas se vieron influidas con frecuencia por sus experiencias históricas anteriores. Por tanto, es también importante que el historiador contemple el problema con una perspectiva de amplio alcance. La descolonización tuvo lugar casi en su totalidad a partir del final de la segunda guerra mundial, especialmente entre 1947 y 1965, pero poseía unas raíces mucho más profundas. Hay quienes han defendido que los imperios europeos habían sembrado las semillas de la decadencia ya desde los primeros momentos (Kennedy, 1984, pp. 201-203), e incluso, aunque parezca un punto de vista excesivamente determinista, es bien cierto que tanto el ritmo como la forma en que se desmantelaron los diferentes imperios europeos son, en gran medida, deudores de experiencias históricas anteriores y de las lecciones que, correcta o incorrectamente, sacaron de ellas.

Esta situación es particularmente cierta en aquellos casos en que la relación había sido duradera y de gran importancia para ambas partes, como sucedió entre Gran Bretaña y la India, territorio este último que debe tomarse como un caso histórico paradigmático en cualquier estudio sobre descolonización. Pero la historia había comenzado mucho antes de 1947. Se trató del país descolonizado más extenso, así como del primer ejemplo importante de descolonización con posterioridad a 1945. Actualmente el tema de hasta qué punto la India había sido el modelo de independencia para África es un motivo de debate entre estudiosos, pero parece estar por encima de toda disputa que el país asiático fue el gran ejemplo en el que se miraron los nacionalistas de otros territorios coloniales, y que la renuncia a la posesión de la India en 1947 colocó de manera inexorable al imperio británico (con mucho, el mayor de los imperios coloniales europeos) en el camino de su disolución. Los demás siguieron simplemente lo que habían comenzado los británicos. Debido a todo lo que ello llevaba implícito, hubo que esperar una generación para que se advirtiera la realidad de la situación, pero, finalmente, la mayoría de los antiguos pueblos coloniales se encontraron con que estaban empujando una puerta cuya cerradura ya había sido abierta. Los europeos tuvieron que abandonar el intento de dominar el resto del mundo políticamente, aunque quizá no en el aspecto económico. Había llegado a su fin la era comenzada inmediatamente después del Renacimiento.”

Chamberlain, M. E., La descolonización. La caída de los imperios europeos, España, Ariel, 1997, pp. 15-16

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