¿QUÉ ES EL NEOLIBERALISMO?
Pero hasta la década de 1970 el neoliberalismo estaba confinado a una oscura zona de la derecha. Los teóricos del libre mercado sin restricciones como Friedrich Hayek y Milton Friedrnan eran considerados poco más que carcamales pasados de moda. […]. Esencialmente es una guerra de clases de los ricos globales contra todos los demás. Su objetivo es destruir las mejoras obtenidas por la clase obrera desde 1945, aumentar las tasas de explotación y de beneficio y redistribuir la riqueza desde el trabajo hacia el capital.
Su impulso inicial fue la intensificación de la competencia entre los capitalistas durante la Larga Recesión. La contracción de los mercados inducía a los patronos a reducir costes despidiendo obreros y reduciendo los salarios de los que mantenían. […] amanecía una nueva era en la que la economía global estaba dominada por bancos internacionales y corporaciones multinacionales fuera del control de los estados-nación.
[…] La contraofensiva de la clase dominante se ensayó por primera vez en Chile tras el golpe militar de 1973, y pronto la pregonaba igualmente Margaret Thatcher, elegida para dirigir el Partido Conservador británico en 1975. En 1 979 se convirtió en primera ministra y ganó otras dos elecciones generales, permaneciendo en el puesto hasta 1990. […]. Margaret Thatcher, a quien ya se conocía como «la Dama de Hierro», estaba decidida a organizar un contraataque a gran escala contra los sindicatos, el estado del bienestar y la clase obrera. El blanco más importante eran los mineros, que habían encabezado la lucha contra el gobierno de Heath.
Un dilatado programa de cierre de pozos indujo a los mineros a una batalla desesperada por salvar su sustento y su ámbito tradicional. Se convirtió en la mayor huelga de la historia en el sector: 150.000 hombres en huelga durante un año (1984- 85). Los mineros tuvieron que afrontar la violencia policial de estilo paramilitar, montajes judiciales y un montón de mentiras en los medios. Al final se vieron obligados por el hambre a volver al trabajo. La derrota de los mineros rompió la espina dorsal del sindicalismo británico. […]
A estas alturas está muy claro que la derrota de los mineros tenía importancia global: fue el avance más importante en el proyecto internacional de la clase dominante de aplastar la resistencia de la clase obrera al neoliberalismo. Su resultado inmediato fue que permitió a Thatcher y sus sucesores poner en práctica un gran programa de recortes y privatizaciones.
La privatización de los sectores y servicios públicos nacionaliza., dos fragmenta las grandes unidades de negociación de los trabajadores de los servicios públicos, bien organizados, y crea las condiciones que permiten reducir los salarios cuando determinados patronos tratan de derrotar a sus rivales en la competencia por franquicias y contratos. Ese es el objetivo real de la mercantilización y la privatización: son mecanismos para debilitar la organización sindical, incrementar la inseguridad, reducir los salarios y redistribuir la riqueza desde los trabajadores hacia los grandes empresarios.
El capital privado sustituye al público como principal abastecedor de servicios públicos. En lugar de reciclar los ingresos provenientes de los impuestos como salario social en forma de alojamientos, hospitales, escuelas y bienestar, el estado paga a empresarios oportunistas para que se encarguen de ellos y reestructuren la oferta en función de la capacidad de pago. Los sindicatos se ven debilitados, los servicios racionados y se reducen los costes. Los principales beneficiarios son las megacorporaciones globales del capitalismo neoliberal.
La empresa de seguridad G4S es un ejemplo paradigmático. Es el resultado de una serie de adquisiciones y fusiones, que ahora emplea a 60.000 personas en 125 países […]. En Gran Bretaña gestiona las prisiones, los servicios de vigilancia y la seguridad en los acontecimientos públicos. Es uno de los principales beneficiarios de la privatización del sector público. Sus ingresos por operaciones en Gran Bretaña en 2011 fueron de 1.590 millones de libras, pero solo pagó 67 millones de libras (el 1,5 por 100) como impuesto sobre el capital. El final del capitalismo gestionado por el estado no significa por tanto el final del estado. […]. El estado ha sido siempre un gran mercado para el capital, pero las oportunidades de negocio crecen enormemente cuando se liquidan los servicios públicos.
El gobierno británico, por ejemplo, está privatizando actualmente el Servicio Nacional de Salud, cuyo presupuesto anual es de 125 millardos de libras. Un puñado de empresas privadas dominarán pronto la atención sanitaria en Gran Bretaña. […]”
FUENTE: N. Faulkner, De los neandertales a los neoliberales. Una historia marxista del mundo, Barcelona, Pasado & Presente, pp. 447-451