MALCOLM X ANALIZA EL PROBLEMA RACIAL EN EEUU.

 

“[…] es hora de superar nuestras diferencias y darnos cuenta de que es mejor para nosotros ver primero que tenemos el mismo problema, un problema común que te hace vivir en un infierno, lo mismo si eres bautista que si eres metodista o musulmán o nacionalista. Ya sea que seas educado o analfabeto, si vives en el bulevar o en el callejón, vas a sentirte en el infierno al igual que yo. Todos estamos metidos en el mismo barco, y a todos nos harán vivir en el mismo infierno, el mismo hombre blanco. Todos nosotros hemos sufrido aquí, en este país, la opresión política de manos del blanco, la explotación económica de manos del blanco y la degradación social de manos del blanco.

Ahora bien, el hecho que hablemos así no quiere decir que seamos anti blancos, pero sí quiere decir que somos anti explotación, que somos anti degradación, que somos anti opresión. […]

En 1964 hay que escoger entre una cosa y la otra. No es que se acaba el tiempo ¡el tiempo se ha acabado!

1964 amenaza con ser el año más explosivo que Estados Unidos haya presenciado jamás. El año más explosivo. ¿Por qué? También es un año político. Es el año en que todos los políticos blancos volverán a meterse en la llamada comunidad de la gente de color para engañarnos y sacarnos unos cuantos votos. El año en que todos los bribones políticos blancos volverán a meterse en la llamada comunidad de gente de color con sus falsas promesas, alimentando nuestras esperanzas para luego defraudarlas con sus trucos y sus traiciones, con promesas falsas que no tienen intención de cumplir. […]

Bueno, yo no creo en eso de engañarse uno a sí mismo. No me voy a sentar a tu mesa con el plato vacío para verte comer y decir que soy un comensal. Si yo no pruebo lo que hay en ese plato, sentarme a la mesa no hará de mí un comensal. Estar aquí en los Estados Unidos no nos hace norteamericanos. Haber nacido aquí en Estados Unidos no te hace un norteamericano, porque si el nacimiento nos hiciera norteamericanos, no se necesitaría de ninguna legislación, de ninguna enmienda de la Constitución ni tampoco tendría que enfrentarse con los obstruccionistas de los derechos civiles, ahora mismo, en Washington D.C. No hay que promulgar leyes de derechos civiles para hacer norteamericano a un polaco.

¡No! Yo no soy norteamericano. Yo soy uno de los 22 millones de las personas negras que son víctimas de los estadounidenses. Uno de los 22 millones de negros que son las víctimas de la democracia; nada más que hipocresía disfrazada. Por lo tanto, yo no estoy aquí hablando con usted como un norteamericano o como un patriota que saluda o hace ondear su bandera. ¡No!… ¡No!… Yo estoy aquí hablando como una víctima de este sistema americano. Veo a Estados Unidos de Norteamérica a través de los ojos de la víctima y no veo ningún sueño americano; sino una pesadilla americana. […]

[…]  Y los líderes de ustedes y los míos tienen la osadía de andar correteando y aplaudiendo por ahí y de decir cuántos progresos estamos realizando. Y qué buen presidente tenemos. Si él no fue bueno en Texas, no puede ser bueno en Washington D.C., porque Texas es un estado de linchamiento. Está en la misma línea que Mississippi, sin ninguna diferencia; solo que en Texas te linchan con acento tejano y los otros con acento de Mississippi. Y estos líderes negros tienen la audacia de ir a tomar un café en la Casa Blanca con un tejano, con un blanco racista del Sur –eso es todo lo que él es– para luego venir a decirles a usted y a mí que este, como es del Sur, va a ser mejor con nosotros porque sabe cómo tratar a los sureños. ¿Qué clase de lógica es esa? […]

De manera que ya es hora de despertar en 1964. Y cuando los vean venir con esa clase de conspiraciones, háganles saber que tienes los ojos abiertos. Y háganles saber que también hay otra cosa que también está bien abierta. Tiene que ser el voto o la bala. El voto o la bala. Si usted tiene miedo de usar una expresión así, usted debería salir fuera del país, volver a la plantación de algodón o meterse al callejón. Ellos reciben todos los votos negros y, después que los reciben, el negro no recibe nada a cambio. […] No estoy tratando de derribar a los demócratas en favor de los republicanos; a estos ya llegaremos dentro de un minuto. Pero es verdad: ustedes ponen a los demócratas en primer lugar y ellos los ponen en el último a ustedes.

[…]

Esa es nuestra inversión. Esa es nuestra contribución: nuestra sangre. No solo dimos gratis nuestro trabajo: dimos nuestra sangre. Cada vez que había un llamado a las armas, éramos los negros los primeros en vestir el uniforme. Moríamos en todos los campos de batalla del blanco. Hemos hecho un sacrificio mayor que el de cualquier otro que viva actualmente en Estados Unidos.

[…]

Podría hacer un alto aquí mismo para señalarles una cosa. Siempre que uno ande detrás de algo que le pertenezca, el que lo prive a uno del derecho a tenerlo es un criminal. Entiendan eso. Siempre que anden detrás de algo que sea de ustedes, están en su derecho legal de reclamarlo. Y el que por cualquier medio intente privarlos de lo que es de ustedes, está violando la ley, es un criminal. Y eso lo señaló la decisión de la Corte Suprema. Puso fuera de la ley la segregación. Y eso significa que la segregación va contra la ley. Y eso quiere decir que un segregacionista está violando la ley. Un segregacionista es un criminal. No se le puede aplicar ningún otro calificativo sino ese. Y cuando hacen una manifestación contra la segregación, la ley está de parte de ustedes. La Corte Suprema está de parte de ustedes.

Ahora bien, ¿quién es el que se opone a la aplicación de la ley? El propio Departamento de Policía. Con perros policías y con garrotes. Siempre que ustedes estén manifestando contra la segregación, ya se trate de la enseñanza segregada, de la vivienda segregada o de cualquier otra cosa, la ley estará de parte suya, y el que se les ponga en el camino deja de ser la ley. Está violando la ley, no es representativo de la ley.

[…]

La gente de piel oscura está despertando. Le están perdiendo el miedo al blanco. No está ganando en ninguno de los lugares donde está peleando ahora. Dondequiera que está peleando lo hace contra hombres de nuestro color, de nuestra complexión. Y esos hombres lo están derrotando. Ya no puede seguir ganando. Ya ganó su última batalla. No pudo ganar la guerra de Corea. No la pudo ganar. Tuvo que firmar una tregua. Eso es una derrota. Siempre que al Tío Sam, con toda su maquinaria bélica, lo obligan unos comedores de arroz a hacer una tregua, es que ha perdido la batalla. Tuvo que firmar la tregua. Se supone que Estados Unidos no firme tregua alguna. Se supone que Estados Unidos sea bravo. Pero ya no es bravo. Es bravo mientras puede usar su bomba de hidrógeno, pero no puede usar las suyas por temor de que Rusia use también las suyas. Rusia no puede usar las suyas, pues teme que el Tío Sam también use las suyas.

[…]

Queremos escuchar nuevas ideas y nuevas soluciones y nuevas respuestas. Y en ese momento, si nos parece conveniente organizar un partido nacionalista negro, organizaremos un partido nacionalista negro. Si es necesario organizar un ejército nacionalista negro, organizaremos un ejército nacionalista negro. Será el voto o la bala. Será la libertad o será la muerte”.

Malcolm X, 3 de abril de 1964, Cleveland, Ohio, Congreso por la Igualdad Racial (Congress for Racial Equality, CORE) realizada en la iglesia Cory Methodist Church.

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