LA SITUACIÓN DE CUBA EN LA POS GUERRA FRÍA

“[…] la desaparición del campo socialista puso en duda la capacidad de mantener estos logros [de la Revolución], incluso de la supervivencia del socialismo en un país pequeño y pobre, asediado además por la potencia destinada a ejercer un dominio unipolar en la posguerra fría. […]

El país enfrentó entonces la crisis económica más profunda de su historia, en apenas tres años el PIB se redujo en un 23,8% y los niveles de inversión disminuyeron el 57% debido, fundamentalmente, a la imposibilidad para importar bienes de capital y materias primas, toda vez que la capacidad de comprar del país se redujo de 8000 a 1700 millones de dólares. El suministro de petróleo disminuyó 13,4 a 3,3 millones de toneladas […]. Como resultado de esto la generación de energía eléctrica se redujo al 70% de lo producido ese mismo año [1989] y el de acero al 19%. La zafra azucarera descendió de 7 a 4,3 millones de toneladas, lo que implicó una pérdida neta de alrededor de 500 millones de dólares anuales en ingresos.

[…] la población comenzó a vivir un período brutal de escasez. La mayor parte del día no contaban con suministro eléctrico y muchos dormían a la intemperie para escapar del calor sofocante […]. Prácticamente desapareció el transporte público y la gente caminaba o montaba bicicleta para llegar al trabajo, donde muchas veces no había nada que producir. […] la incertidumbre disparó los niveles de religiosidad, especialmente de las religiones sincréticas cubanas, toda vez que sus santos ofrecen soluciones y está obligados a cumplir con sus compromisos.

Las tensiones migratorias aumentaron […] El gobierno cubano decidió permitir la salida por mar de aquellos que lo desearan, se desató una avalancha de emigrantes que obligó a Estados Unidos a firmar los Acuerdos Migratorios de 1994.

[…] Mientras que la Ley para la Democracia Cubana -Ley Torricelli- de 1992 enfocaba sus objetivos a la asfixia económica de Cuba, restringiendo el comercio, los créditos y la asistencia de terceros; la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática de Cuba -Ley Helms-Burton-, de 1994, se orientaba a prohibir las inversiones extranjeras en Cuba […] ambas recibieron el rechazo internacional, expresado desde entonces en votaciones casi unánimes de la ONU […]

Como única opción posible, la economía cubana se abrió a la inversión extranjera, aunque sin recurrir a las privatizaciones desenfrenadas, sino estableciendo empresas mixtas en aquellos renglones prioritarios, donde la empresa extrajera podía ofrecer capital, tecnología y mercados […]

[…] la existencia en cuba de un sector favorecido por el ingreso de divisas, unida a la autorización del “trabajo por cuenta propia” -dígase actividades productivas y de servicios privados en pequeña escala- y el incremento de la producción privada campesina, provocó diferencias desconocidas hasta entonces en la sociedad cubana del período revolucionario […]

[…] se apostó fuerte al turismo, que durante el período especial llegó a convertir en la principal industria de la nación […] En la década del noventa, el turismo creció a un ritmo del 18% anual […]

También, mediante esfuerzo estatal y asociaciones con empresas extranjeras, casi se alcanzó autosuficiencia energética -al menos para la generación de electricidad- y la producción de petróleo se incrementó seis veces entre 1991 y 2001 […]

En medio de la crisis, la industria biofarmacéutica recibió importantes inversiones, toda vez que se partió de la estrategia de aprovechar el capital científico existente para producir bienes de alta tecnología […] las exportaciones de estos productos se incrementaron en el período y algunos, como la vacuna contra la hepatitis B y la anti meningocócica, se establecieron como productos de alta demanda internacional”

Arboleya Cervera, J., La Revolución del otro mundo. Un análisis histórico de la Revolución cubana”, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2008pp. 198-205

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