LA DESESTALINIZACIÓN (1953-1961)

“Como estaba previsto, el 25 de febrero [de 1956] Jruschov habló en una sesión del congreso cerrada al público: sólo los delegados del Partido Comunista de la Unión Soviética pudieron escucharle, y no se permitió la entrada a los periodistas. Se prohibió que estuvieran presentes incluso comunistas extranjeros importantes como [el Secretario General del Partido Comunista italiano Palmiro] Togliatti. El Presídium ejerció el máximo control posible sobre el evento.

El discurso que duró cuatro horas, fue un punto de inflexión en la vida política de la URSS. Su tema central era Stalin. Jruschov informó al congreso sobre la petición que Lenin había hecho en 1923 para que se apartara a Stalin del cargo de secretario general, y el resto del discurso se dedicó a los abusos perpetrados por Stalin en las tres décadas siguientes, con una especial atención a la represión del período 1937-938. Jruschov subrayó que Stalin era un incompetente además que asesino, y el hecho de que no hubiera previsto la invasión alemana de mediados de 1941 se puso como un ejemplo particularmente grave. Con la intención de demostrar el carácter persistente del terror de Stalin, Jruschov describió las deportaciones de pueblos durante la segunda guerra mundial y la carnicería relativa a la purga realizada en Leningrado en la posguerra, la conspiración de los médicos y el asunto de los mingrelianos (2). Asimismo, Stalin había reducido al mínimo la democracia interna en el seno del partido. Entre el XVIII y el XIX Congresos del partido habían transcurrido trece años. A partir de 1945 el comité central se reunió muy pocas veces y el Politburó cayó en desuso.

[…]

Por lo demás, echó toda la culpa a Stalin y a los dirigentes, por supuesto los muertos, de los órganos de seguridad, en cuando al gran terror, Jruschov dijo al congreso “En esos momentos, la mayoría de los miembros del Politburó no sabían todo lo que estaba pasando y por lo tanto no pudieran intervenir”. Afirmó que sólo un pequeño grupo de colaboradores ayudaron a Stalin en su actividad miserable: los jefes de la policía de seguridad Yezhov, Beria y Abakumov […]

El principal propósito de Jruschov era derribar a Stalin del pedestal del afecto popular. Le calificó de autócrata caprichoso, y como ejemplo de la megalomanía de Stalin recordó el siguiente comentario: “¡Moveré el dedo meñique y Tito desaparecerá!”. Además, Stalin habría sido extremadamente desconfiado. En una ocasión les preguntó a sus colaboradores: “¿Por qué tienen hoy una mirada tan furtiva?”.

[…]

Sin decirlo, Jruschov tenía el propósito de mostrar al congreso que el ataque hacia Stalin no implicaría que se desmantelase el conjunto de su sistema. Los arrestos y ejecuciones arbitrarias cesarían. Pero el estado comunista de partido único se mantendría, las ideologías alternativas se eliminarían y la propiedad estatal de la economía seguiría intacta. […]

[...]

Jruschov dió copias a los dirigentes de los partidos comunistas extranjeros cuando se marcharon y, como si sospechara que algunos de ellos pudieran censurar su contenido, se encargó de que la KGB se asegurara de que la CIA obtenía una copia, tras lo cual el período Observer de Londres se adelantó al resto del mundo al publicar una versión completa.

En Occidente, la política de Jruschov se dio en llamar “desestalinización”, algo comprensible dado que Jruschov había dedicado un informe entero a la denuncia de Stalin. Pero Jruschov en lugar de eso habló sobre una campaña para eliminar el “culto a la persona”. No era un término inapropiado, aunque fuera tan eufemístico. [...].”

 

Service, Robert, Historia de  Rusia en el siglo XX, Crítica, Barcelona, 2000, pp. 319-322

(1) El Complot de los Médicos (en ruso, literalmente ‘expediente de los médicos’) designó a una supuesta conspiración dirigida por prestigiosos médicos de la Unión Soviética a inicios de 1953. El objetivo habría sido asesinar a altos dirigentes políticos soviéticos aprovechando los tratamientos médicos de estos.

(2) El asunto Mingreliano, fue una serie de supuestos casos criminales en 1951 y 1952 para acusar a varios miembros de la Partido Comunista de la República Socialista Soviética de Georgia de secesión -separación territorial- y colaboración con las potencias occidentales.

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