EL MURO DE BERLÍN DESDE LA ÓPTICA NORTEAMERICANA
Pero con su palabrería Jruschev ocultaba la gran debilidad de la Unión Soviética. Alemania Oriental estaba perdiendo mano de obra debido a que centenares de miles de ciudadanos huían de Alemania Occidental a través de Berlín que se había transformado en un agujero en el telón de acero. Si continuaba la situación, el autoproclamado paraíso de los trabajadores se quedaría sin Mano de Obra.
El acto formal de definir las esferas de influencias europeas comenzó en las primeras horas del 13 de agosto de 1961. Al despertar los berlineses se encontraron virtualmente apresados. Los alemanes del este levantaron barricadas con alambres de púas entre el sector soviético de Berlín y los sectores ocupados por las tres potencias occidentales y habían construido un muro a lo largo de toda la ciudad de Berlín. Las familias situadas en lados opuestos quedaban separadas [...] con el trascurso de los días, el muro fue reforzado; el hormigón y los perros guardianes se erigieron como símbolos de la ciudad dividida y de la inhumanidad comunista... la bancarrota de un régimen comunista incapaz de persuadir a sus propios ciudadanos de que se quedaran en su país fue revelada a todo el mundo...
Estados Unidos le restó importancia a la construcción del muro [...] desde mucho antes había quedado claro que los Estados Unidos no desafiarían la esfera de influencia Soviética. No se defendería a Berlín con armas nucleares. Ya en 1960 Eisenhower había captado la realidad del conflicto “en caso de guerra estaría mucho más preocupado por la lluvia nuclear que cayera de las propias armas norteamericanas que por una represalia soviética”. Mientras que, en opinión de Kennedy, también la guerra estaba descartada: “...si yo voy a amenazar a Rusia con una guerra nuclear, tendría que ser por razones mucho más grandes e importantes [...] que el acceso a una autopista”
Ambos bandos atrapados en el dilema de la guerra nuclear. Podían usar sus armas para proteger su supervivencia [...] pero cualquiera que fuese el nivel teórico de superioridad calculado, el riesgo de una guerra nuclear era desproporcionado a cualquier objetivo que se pretendiera alcanzar [...] al término de las negociaciones cada bando retrocedió ante el peligro de guerra [...] Jruschev sólo logró levantar un muro para evitar que los súbditos de Alemania Oriental huyeran de la utopía comunista. Jruschev nunca cumplió sus plazos, ni aceptó las opciones que había tenido para obligar a los aliados occidentales a negociar. Después de tres años de ultimátum y amenazas espeluznantes, el único verdadero triunfo de Jruschev fue la construcción del Muro de Berlín, que a la postre llegó a simbolizar el fracaso de la política soviética en Berlín [...] Se atrapó en su propia red y luego en desesperada apuesta colocó misiles en Cuba. Ello significó culminación de la crisis de Berlín y momento decisivo de la Guerra Fría.”
Kissinger Henry, La Diplomacia, Fondo de Cultura Económica de México, México 2000, pp. 837-870